A pesar de que la empresa Leolabs Argentina SRL declaró en Tierra del Fuego que su único objetivo es el monitoreo de escombros espaciales, su tecnología ha demostrado tener capacidades que van mucho más allá. Información de ayer publicada por The New York Times y reproducida por otros medios internacionales y argentinos, revelaron que LeoLabs participó recientemente en un ejercicio conjunto con la empresa aeroespacial Varda y la compañía de armas de inteligencia artificial Anduril para probar la capacidad de seguimiento de misiles hipersónicos.
Leolabs Argentina SRL, no es otra que una empresa filial de entidades con sede en Dublín y Londres, que en los últimos tres años ha desatado una crisis diplomática y de vulneración de soberanía, con epicentro en Tierra del Fuego sin precedentes; y que involucra a gobiernos provinciales, nacionales y a potencias extranjeras.
Leolabs en la “cúpula dorada” de Donald Trump
El ejercicio del cual dieron cuenta los medios de prensa, tubo como objetivo rastrear con éxito un misil hipersónico, un cohete o un avión dron y calcular su trayectoria desde el espacio en cuestión de minutos. Donde el director ejecutivo de Varda, Will Bruey, destacó que la prueba fue un éxito. La participación de LeoLabs en esta demostración, que busca ser parte del proyecto de defensa estadounidense "Cúpula Dorada", confirma las advertencias del Ministerio de Defensa argentino sobre la capacidad de uso dual del radar instalado en Tolhuin. Ratificando que el radar no es solo una herramienta para monitorear chatarra, sino un activo con potencial militar estratégico.
Las amenazas directas advertidas por el Ministerio de Defensa argentino:
Vulneración de la Soberanía: La instalación en un territorio estratégico como Tierra del Fuego, con la presencia ilegítima del Reino Unido en las Islas Malvinas, es “totalmente incompatible” con la política de defensa nacional.
Filtración de Datos Sensibles: La ubicación de cuatro de las seis estaciones de Leolabs en países de la alianza de inteligencia “Five Eyes” sugiere que los datos recabados desde suelo argentino podrían ser compartidos con estos servicios de inteligencia, comprometiendo la seguridad nacional.
Imposibilidad de Control: El diseño del sistema impide la auditoría por parte de las autoridades argentinas. Los datos se transmiten de forma encriptada a centros de operaciones en el extranjero, lo que hace imposible verificar su uso.
Capacidad de Escucha Pasiva: El informe advierte que los equipos tienen el potencial de ser utilizados para inteligencia de señales incluso cuando el radar no está operativo, una funcionalidad casi indetectable.
La cadena de complicidades y la presión geopolítica
La situación ha ido escalando a través de una cadena de complicidades llevadas a cabo por distintos gobiernos. La gestión de Gustavo Melella en Tierra del Fuego que colaboró decididamente en la radicación de la empresa de manera silenciosa y encubridora, dejando un reguero de evidente tráfico de influencias familiares y políticas. El gobierno nacional de Alberto Fernández que le otorgó la habilitación provisoria y la gestión de Javier Milei, que directamente está dispuesta a cumplir con los todos los deseos de la administración Trump.
La polémica se ha intensificado con la reciente injerencia del almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur de Estados Unidos, quien ha solicitado públicamente la reactivación del radar de Leolabs. Este pedido se enmarca en una estrategia más amplia de la Casa Blanca, para consolidar la presencia militar de EEUU. en la región y, en especial, como apoyo tecnológico para la OTAN.
La publicación del medio, sintetiza y confirma una vez más información clave publicada por Agenda Malvinas desde junio de 2023; el sistema de radares de Leolabs está en condiciones de detectar, seguir y alertar sobre el despliegue de misiles hipersónicos, cohetes y aviones de combate.
Fuentes: